domingo, 6 de diciembre de 2009

Recuerdos de Sergio Nicolás Naranjo Hernández


En noviembre de 1973, un problema con el transporte escolar echó a los niños de San José del Álamo desde el colegio del Toscón hasta el colegio matriz, el Colegio Nacional Adán del Castillo de Tamaraceite. Allí estaba yo también, nacido en 1965, en tercero de E.G.B., metido en uno de aquellos patíbulos móviles que eran las guaguas de Pedro Tovar.
Me tocó de clase la V-2, nombre de bomba, qué horror, y era mi maestro un tal Don Calixto. Había actividad de plásticas por las tardes, depués de almorzar en el comedor la comida que hacía Tomasita, y las daba un tal José Luis.
En la hora del recreo nos íbamos a las orillas de las rejas, enfrente de uno de los dos bazares. Yo iba mayormente al "bazar de abajo", y con los demás me ponía a chillar histérico aquello de: ¡Saaaariiiiitoooooooooo! Al cabo de un rato, una mujer salía del bazar, dispuesta con un par de cestas que contenían todas las chucherías que se venden en un bazar: Donuts, flanes, pipas, millo...
Antes de empezar las clases o al terminar, esperando la guagua, nos metíamos en el bazar. Recuerdo la configuración exacta del local y la disposición de todos los productos. Allí había un hombre a veces, Estebita, que unos años más tarde se fue deteriorando y ya no despachaba, casi siempre sentado en una de aquellas sillas de formica. En la puerta de aquel bazar vi por primera vez en mi vida, tiempo más tarde, un cartel que decía "cerrado por duelo". Pero a Estebita no lo vimos más.
O quizá sí: Tenía varios hijos y una hija. Había uno que era la viva cara del padre, incluyendo las gafas, aquellas de lágrimas, de montura plateada y cristales azulados. Cuando le tocaba ir a despachar, perdida la pelea que se montaba en la casa a grito pelado, llegaba al mostrador y con un genio de mil demonios, despachaba. Es decir, me vendía lo que le había pedido y me enseñaba el camino de la calle sin mayor miramiento. Y aquella cara era la de Estebita, aunque el genio yo creo que venía de otro lado.
Años después, he visto comentarios en prensa que me han hecho pensar que quizá yo conociera a ese hombre tan orgulloso de su Tamaraceite, y por una cosa y otra he acabado en este blog, he visto tu cara. La cara de Estebita.
Me alegro de volverte a ver, y a leer. Me traes los recuerdos de una parte de mi vida que no puede escindirse sin truncarla.
Y permíteme que me presente: Sergio Nicolás Naranjo Hernández, de San José. Alto, feo, y entonces flaco.


Fuente: Sergio Nicolás Naranjo Hernández

2 comentarios:

Jose Saavedra - Gestal Inmobiliaria dijo...

Amigo Sergio, no te conozco, o al menos no lo recuerdo, eres 3 años mayor que yo y quizás no coincidéramos en el patio de nuestro colegio, pero leyendo tu precioso y emotivo RECUERDO no he podido evitar que se me cuajen los ojos y se me dibuje una sonrisa tan feliz como profunda. Yo he vivido cada uno de esos momentos que narras con tanta exactitud que me parecen de hace sólo unos días en lugar de hace ya muchos años. Yo también gritaba desde la reja del colegio enfrente del bazar de abajo junto al resto de amigüitos. 1, 2 y 3 Saaaaaariiiiiiitoooooooo... yo también era más del bazar de abajo, del de Sarito, porque era una mujer muy cariñosa y amable. Recuerdo que el bazar de arriba era el de Antoñita, seguramente igual de amable que Sarito, pero que por no se sabe bien que razón de pequeños solíamos cogerle manías a la gente y ya se quedaban marcadas para siempre. Quizás fuera por los achuchones que Sarito nos daba al ir al bazar a comprar Donuts. ¿no recuerdas las frases célebres y parsimoniosas con que Estebita solía acompañar lo que despachaba: "un chicle Bazooka de lso que rellenan la boca" jajaja todavía lo recuerdo con gracia y con cariño. También recuerdo a sus 3 hijos, los gemelos Esteban y Luciano y a Nicolás. De la hija no me acuerdo. Pero de los hijos sí, porque con el tiempo el bazar se convirtió en "nuestro club" y punto de reunión y referencia sobre todo de los sábados por la mañana.
En fin, me ha emocionado tu recuerdo y seguiré atento a este blog para apuntar cosas que vaya rememorando

Anónimo dijo...

Juana T. Granado


Hola amigos no los recuerdo ,yo naci en el 64, se de este bloc, porque mi hermana lo oyo en el super ....Yo tambien gritaba Sariiiito , y venia con sus cestas de golosinas , que recuerdos . Lo de la cocinera Tomasita , que aun recuerdo su ropa vieja , porque era una niña un tanto... bastatante melindrosa para comer ,esa niña que para llenarse hasta llegar a su casa escapaba comiendo naranjas chinas todas las que podia o pan , de las que cantaba cara al sol y resaba antes de entrar a clase,seguramente recordaran al Cabo , me dio solo un año me parece ,la sta. Esther de religion , Angelina de sociales , por cierto me la tropeze, como con 20 años , y la salude , se emociono. A Juan Alberto que se fue a vivir a la Isla Perdida y se acordaba de nosotras, que somos varias hermanas, las que estudiamos en ese colegio. Yo estudie con Nicolas el de Sarito no recuerdo el nombre de sus hermanos se que eran unos gemelos y una chica. Yo soy de Piletas , y recuerdo las carreras para coger la guagua, que era viejisima , donde se iba sentada o de pie si no cogias asiento.recuerdo mucho al unico tutor guapo que tuve , a D. Orlando Wenseslavo que tenia a todas las niñas loquitas , yo lo admiraba porque era muy joven 23 años segun nos dijo... y muy responsable hoy en dia pienso en la juventud o en mis hijos que no lo son con estos años.Recuerdo que a la hora del recreo se vendian bocadillos los de 8º para reunir para el viaje de fin de curso , de queso de salami o jamon ,a la puerta del comedor, yo no fui a ese viaje porque en casa no habia ido nadie eramos muchos.Recuerdo cuando nos venian a confesar al colegio, y en fila preguntabas a tu compañera ¿que le iba a decir al cura? .. yo no tenia ni idea .

Un saludo a todos mis compañeros
13/07/2012