miércoles, 11 de marzo de 2009

Los porteros


En el Adán del castillo, aparte de los maestros y maestras y los alumnos, ha habido otros personajes que han marcado la vida de los que vivimos nuestros años escolares en este centro. Uno de estos personajes ha sido el portero, o portera porque también la hubo. Muchos fueron los que pasaron pero cuatro los que dejaron su huella en las paredes de este colegio. El primero de todos fue Manolito, al que todavía recordamos dando sus paseos en bicicleta por los patios del colegio. Su mujer se llamaba Fefita y era majorera, muy simpática y quería mucho a los niños, aunque ellos no tenían hijos. Le encantaba a Manolito los geranios y los tenía muy cuidados y el colegio nunca se vio con tanta flor como en su época. A Manolito, cuando se jubiló, lo sucedió Tomasito, que estuvo algunos años menos que su antecesor ya que una muerte inesperada en el año 94 dejó a los niños sin aquella persona buena que les abría todas las mañanas. A Tomasito le sucedió su mujer, que era la cocinera del colegio, y el Ayuntamiento le ofreció quedarse en la casa y hacer la labor de guardián de bienes. Ella estuvo hasta que se jubiló aunque todavía sigue ligada al colegio alguna que otra tarde para abrir la puerta a Radio ECCA. Uno de los últimos, aunque duró poco tiempo en el colegio, fue Juan, que estuvo un tiempo y luego se trasladó a otro lugar y finalmente vino Ricardo que nos acompañó hasta el año pasado debido a su fallecimiento. A continuación pueden ver algunas fotografías de ellos.

Fuente: Esteban Santana






3 comentarios:

Sergio Naranjo dijo...

Yo creo que la mujer de Manolito se llamaba Lolita, no Fefita.

Anonymous dijo...

Pues estás equivocado Sergio. Se llamaba Fefita y era de Furteventura, más concretamente de Puerto Cabras. Una mujer buena, bajita y muy cariños con los niños.

Sergio Naranjo dijo...

Hombre, yo su bonanza no la pongo en duda. Que era majorera sí lo sabía; lo de bajita también, incluso la recuerdo muy morena. También recuerdo la bicicleta de Manolito, de esas que llamábamos de curas, por el tipo de manillar, de colores rojos y amarillos; dos timbres y una dinamo con luces atrás y alante. Se paseaba en ella por los patios mientras los niños de San José estábamos fuera... Sí, recuerdo muchas cosas. Como la vara con la que Manolito me pegaba si intentaba defenderme del ataque de algún abusón. ¡Qué le vamos a hacer! Todo el mundo no tiene buenos recuerdos. (En este momento, mi cerebro dice: "bien, vale, se llamaba Fefita... ¿pero seguro que no era Lolita?")
Gracias, Anónimo, un saludo.